1. Hoy dispongo mi vida, mi ministerio, mi congregación, mi asociación, para obedecer el mandamiento y oración de Jesucristo:
Padre Santo, a lo que me has dado, guárdalos en Tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Jn. 17:10
Para que todos sean uno; como Tu oh Padre en mí y yo en Ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste. Jn. 17:11.
2. Hoy me dispongo a seguir el ejemplo de los primeros
discípulos:
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimento del pan y en las oraciones.
Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por lo apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Hch. 2:42-47
Os ruego, pues hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. 1ª. Cor. 1:10
No hagáis nada por ambición egoísta o por vanagloria; en humildad consideren a los demás superiores a ustedes mismos. Que cada uno de ustedes procure no solo su interés personal sino también el de los demás, y que su actitud sea la misma de Cristo Jesús.
Filip. 2:3-5
3. Hoy perdono a todos mis consiervos pastores que me hayan ofendido. Los bendigo y dejo que el juez sea Cristo.
…y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros también perdonamos a nuestros deudores…
Mt. 6:12
4. Hoy rechazo toda religiosidad humana, histórica, romanista. Declaro un rompimiento hacia mi vida y el ejercicio del ministerio. Declaro obediencia y santidad en ellos.
Así que todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas y que los hombres lo llamen Rabí, Rabí…
5. Hoy dejo de pensar religiosamente en denominaciones, o que la congregación que Dios me ha encomendado es la única que tiene la verdad y la única santa. Hoy dejo de ser desmembrado del Cuerpo de Cristo y empiezo a actuar como miembro, echo fuera toda altivez, todo orgullo congregacional, toda prepotencia, todo desprecio por congregaciones pequeñas o por congregaciones más grandes, dejo toda murmuración, envidia o egoísmo y me uno al Cuerpo de Cristo de acuerdo a los propósitos de UNIDAD del Espíritu Santo en este tiempo.
6. Hoy me rindo, me humillo y me postro delante de la presencia de mi Señor, adorándole en Espíritu y en verdad. Dispongo mi vida para ser no solo intercesor, predicador o consejero, sino primero que todo, un verdadero adorador.
7. Hoy me dispongo para orar, adorar predicar y compartir el Evangelio de Cristo, unánime, junto al cuerpo de Cristo en esta Ciudad de Adoración (nuevo nombre dado por el Señor para Bogotá; D.C.), con el fin de que muchos crean y se arrepientan.
8. Hoy sobrepongo a mis planes particulares congregacionales, los planes de Dios para la iglesia en esta ciudad y en mi nación Colombia. Dejo toda insensibilidad, apatía y desobediencia a la Palabra de Dios en cuanto al cuerpo de Cristo unido.
9. Hoy me empiezo a preparar para vivir unido a todo el Cuerpo de Cristo en la eternidad. Empiezo a amar a todos mis hermanos, los bendigo y los aprecio, dándoles honra, en lugar de murmurar de ellos, profetizando sobre sus vidas en lugar de juzgarlos.
10. Hoy dejo todo impedimento, temor y reserva para cantar unido al cuerpo de Cristo. Creo que puedo aprender, entrenarme y crecer hacia la excelencia para dar la mejor adoración (Jn. 4:23-24), en unidad del Cuerpo de Cristo.
La siguiente parte se extracta del libro:
EL EQUIPO SOÑADO POR DIOS
escrito por TOMMY TENNEY.
EL COMPONENTE BÁSICO DEL DISEÑO DIVINO:
La unidad no ocurre en forma espontánea. No es una sensación repentina del Espíritu. Es algo que se edifica, crece y trasciende.
La unidad no es el resultado del avivamiento. Cuando la unidad llega, el avivamiento tiene un lugar donde habitar. Cap. 5. Pág. 71.